2 de noviembre de 2011

John Keats

"Estrella brillante"



Estrella brillante, si fuera constante como tú,

no en solitario esplendor colgada de lo alto de la noche

y mirando, con eternos párpados abiertos,

como de naturaleza paciente, un insomne Eremita,

las móviles aguas en su religiosa tarea

de pura ablución alrededor de tierra de humanas riberas,

o de contemplación de la recién suavemente caída máscara

de nieve de las montañas y páramos.

No, aún todavía constante, todavía inamovible,

recostada sobre el maduro corazón de mi bello amor,

para sentir para siempre su suave henchirse y caer,

despierto por siempre en una dulce inquietud

silencioso, silencioso para escuchar su tierno respirar,

y así vivir por siempre o si no, desvanecerme en la muerte.


"Ten Compasión, Amor, Piedad."

¡Ten compasión, piedad, amor! ¡Amor, piedad!

Piadoso amor que no nos hace sufrir sin fin,

amor de un solo pensamiento, que no divagas,

que eres puro, sin máscaras, sin una mancha.

Permíteme tenerte entero… ¡Sé todo, todo mío!

Esa forma, esa gracia, ese pequeño placer

del amor que es tu beso… esas manos, esos ojos divinos

ese tibio pecho, blanco, luciente, placentero,

incluso tú misma, tu alma por piedad dámelo todo,

no retengas un átomo de un átomo o me muero,

o si sigo viviendo, sólo tu esclavo despreciable,

¡olvida, en la niebla de la aflicción inútil,

los propósitos de la vida, el gusto de mi mente

perdiéndose en la insensibilidad, y mi ambición ciega!



Hace varios días mientras leía: "El loco, lágrimas y sonrisas" de Gibrán jalil Gibrán (mi preferido) llamo bastante mi atención un verso en especifico, y es por tal razón q comparto sobre esto...

( e' culpa de wikipedia, leyendo BIO)

"La belleza es la verdad, la verdad es belleza, esto es todo... lo que necesitas saber».

John Keats está considerado el poeta romántico por antonomasia por su gran capacidad para extraer belleza a una palabra sublime que exalta la función de la poesía.
La reflexión sobre el sufrimiento y la muerte, la relación existente entre el poeta y su proceso creador, los límites de la creación artística o la exploración de la naturaleza panteísta son motivos constantes. Keats contrasta la condición finita del hombre, efímera por naturaleza y la belleza del arte. Él sabe que el hombre está continuamente sometido a una pulsión, que su condición intrínseca es el sufrimiento, que no puede escapar de su destino. Paradójicamente ese dolor es el hacedor de la belleza, pues le sirve en su búsqueda de eternidad, convirtiéndose en cauces de sublimación poética.

Su poesía es un juego de espejos, puesto que el poeta no puede saber verdaderamente quién es, ni presentar un mensaje personal, filosófico o moral. Lo que caracteriza al buen poeta es la “capacidad negativa”, como han dicho muchos críticos, el potencial olvido de uno mismo, esa desconexión es necesaria si queremos extraer el jugo a las situaciones, a los objetos que nos rodean, para dotarlos de entidad propia. Se trata pues de una concepción que se adelanta a su tiempo, que sobrepasa al Romanticismo y llega hasta la cotidinaeidad actual.



Sobre la primera vez que vi el Homero de Chapman (1816)

Sueño y poesía (1816)

Endymion: un romance poético (1817)

Hyperion (1818)

Al sentarme a leer King Lear otra vez (1818)

La víspera de Sta. Agnes (1819)

La estrella brillante (1819)

La mujer hermosa sin gracia: una balada (1819)

Oda a Psyche (1819)

Oda a un ruiseñor (1819)

Oda sobre una urna griega (1819)

Oda a la melancolía (1819)

Oda a la indolencia (1819)

Lamia y otros poemas (1819)

Al otoño (1819)

La caída de Hyperion: un sueño (1819)







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